ESQUIZOFRENIA
El viernes se levantó estropeado por la mala noche, pero acordado a definir su vida. Popé levantó la otra mano… para pegarme, pensó John.
Un mundo feliz : Segunda parte y final
Todavía sabía que nunca le sería posible ordenar mantequilla ni huevos en ninguna forma, porque jamás los aprendería a decir, empero la mantequilla la servían siempre con el pan, y los huevos duros estaban a la vista en el aparador y se cogían sin pedirlos. Ya los primeros habían empezado a bajar. A la luz de la luna, las rocas eran como huesos blanqueados. Poco antiguamente de amanecer se lavaron la cara y orinaron en una fonda del camino, y tomaron café con croissants calientes en el mostrador donde los camioneros desayunaban con vino tinto. Y ahora, reconoce que estabas equivocada en cuanto a Bernard. La industriosa colmena, como el director se complacía en llamarlo, se hallaba en plena fiebre de trabajo. Fue un insomnio enriquecedor.
No lo entendía, y ello no sólo la turbaba, sino que la trastornaba profundamente. Se apoyó en la pared para rehacerse un poco. La embajada había sido informada el viernes por un cable urgente de su cancillería, cuando ya los padres de Nena Daconte volaban hacia París. John sólo lo sabía a medias. Modelar, dar faceta, sentir cómo sus dedos adquirían habilidad y fuerza le proporcionaba un placer extraordinario. El pájaro era demasiado peligrosa. Cuando los padres de Nena Daconte regresaron a la casa, ellos habían progresado tanto en el amor que ya no les alcanzaba el mundo para otra cosa, y lo hacían a cualquier hora y en cualquier parte, tratando de inventarlo otra tiempo cada vez que 1o hacían. Los muchachos bajarían a la Kiva y saldrían de ella convertidos en hombres.
LETRAS MÀGICAS: FÁBULAS DE ESOPO
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