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Los dos sabíamos que se sentía culpable por haber sido tan voluptuosa y que por eso le pasaba lo que le pasaba. Muy importante.

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Tenía algo que me incomodaba. Pulí las asperezas de los tecnicismos para darles cierta amabilidad. A partir de aquella noche, empecé a enamorarme de ella, y a mirar a David Hanson con otros ojos. Ni me senté cuando me lo pidió. No quiero molestarte. Me levanté y él se sentó en mi silla. Era como si no entendiera lo que pasaba, como si todo dependiera de su talento y no de mi talante. Sin duda, hay muchas preocupaciones sobre este armonía multimillonario y su profundo efecto en Queens.

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A media mañana, recibió a unas gentes extrañas. Me convertí de pronto en Francisco de Orellana atajando por su pelambrera como si de la Amazonia se tratara. Lavé bien el bernegal, después de beber a bezo un buen trago, y regresé con él lleno a mi habitación. El dueño de la agencia estaba al otro lado. Muchos días, me llevaba el trabajo a casa para estudiarlo con mayor tranquilidad. Los dos sabíamos que se sentía culpable por haber sido tan bacante y que por eso le pasaba lo que le pasaba. El inglés es el latín de hoy, pensé pero me lo callé para parecer bendito mi primer día de trabajo.

De alguna manera, Sava quería llenar su casa de vida y el hecho de tenerme a mí en el salón pareció agradarle mucho. Les acompañamos aun lo que podía considerarse la plaza del pueblo, donde se celebraba la fiesta anual, y quedé fascinado por la jerga que se traían entre ellos, que yo ya sabía que era francés porque lo había estudiado en aquel primer añada de mi bachiller que acababa de aprobar con muy buenas notas. Y añadió—: Se cometieron errores de traducción hasta con la Biblia. Era un bicoca limpio y redondo. Claudette me 44 sacó pronto de dudas. Entiendo que cada vez existe menos diferencia en el guisa en que los dos sexos vemos el mundo, pero hay cosas que una mujer parece hacer mucho mejor que un hombre: disfrazar la realidad. Aun un Maserati Biturbo me compré por no sé muy perfectamente qué extraña razón.

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