ASÍ SE LIGA AHORA A LOS 50 AÑOS: UN RECORRIDO POR LAS MEJORES TÉCNICAS

Volvieron a casa sin resentimientos, broncas ni tensiones entre ellos, únicamente con culpa.

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Mi vida de pareja con Agustín, mi marido, era sólida, organizada y cómoda. El matrimonio tiende a derretirse por dentro y, luego de otras andanzas, últimamente se desmorona. Cuestión de límites Pero no todo en la vida es blanco y bruno y por eso, un escarceo no tiene por qué suponer una ruptura. Habría estado dispuesta a mandarlo todo a bulevar, pero no me daba cuenta de que aquella euforia época una fantasía, y de que no habría sobrevivido sin Agustín y sin mis hijos. Intenté amar a otros, pero época imposible: tuve que aceptar que nuestra historia nunca tendría fin, que necesitaba tenerlo en mi vida, aunque no de faceta permanente. Todo me apetece.

No todo tiene que ver con las hormonas y la edad

Antedicho de otra manera: el alarma a que su masculinidad pueda ser cuestionada, si reconocen abiertamente que ellos también van perdiendo interés en el sexo con el paso del tiempo les impide responder con honestidad durante las evaluaciones psicológicas. Compartir por mail Parecen el reflejo de una España antigua, en la que no había divorcio tampoco libertad sexual y la pasión se refugiaba en las radionovelas y los tangos. Y todavía agradable. Esta falsedad es tan espuria como sexista. Una de las peores traiciones hacia cualquier pareja o por parte de ella es la infidelidad.

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A pesar de estar casado y con un hijo pequeño, me tiró los tejos con todo el descaro. Si la galán no es emocionalmente independiente de los padres y no establece límites respecto a ellos, esta conducta infantil los hace arrepentirse sin su apoyo, y la necesidad insatisfecha de ser escuchados y atendidos los puede agilizar a buscar una relación extramarital. Y si te pierde el respeto, le va a aovar menos atención a tus afectividad. Procurar nuevas sensaciones. Brindaron con champagne y comenzaron a conversar de viejos amigos a los que hacía tiempo no veían. Ahora ya no estoy deprimida. Él nunca debe sentir que te tiene totalmente a su merced.

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