VISOR DE OBRAS.

Cuanto mas das mas tienes. No sé qué hubiera sido del saduceo si alcanzo a cruzarme con él en esos momentos de descontrol.

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Extendí los brazos y busqué a David en la negrura. De nuevo brotó en mí el nombre de Arlington. Afortunadamente para mí, el trasiego de ciudadanos era tal que el gendarme negro que vigilaba aquella primera planta no se percató de mis movimientos. Después de un minucioso -casi me atrevería a llamarlo microscópico- examen, me vi obligado a sajarlo por su circunferencia. Y a respuesta de David, el paso fue franqueado.

EL DON DE LA PALABRA - Literatra de Facundo Cabral

Y dejando a un lado lo que, evidentemente, sólo eran hipótesis, me dispuse a actuar. Tentado estuve de acudir a algunos de mis amigos, en búsqueda de ayuda. Un tic azogado sacude de pronto su moflete, pero el resto de su cuerpo permanece inmóvil. Una lectura al desierto taller de alfar -ubicado a un paso del puente- me previno. Un gélido intenso vino a ocupar el lugar del pasajero delirio. Tampoco rastro

El Caballo Andaluz - Caballow

Y el Destino allanó el brete. Era preciso que, antes de desvelar cuanto me ha sido dado, me hallara entrenado y en sintonía. Ahora, en la distancia, entiendo y compadezco al pobre e indefenso Jasón. Allí, señor, sólo encontraremos David aproximó la antorcha, iluminando tres orificios circulares que rompían el piso. Pero las sorpresas continuaron.

Empero los nervios me traicionaron. Y el ya familiar quejido atronó de nuevo la cueva, haciéndome retroceder y caer sobre las canastas. Y el cuenco se escurrió entre mis dedos. El señor no te preguntara lo que hiciste con el dinero sino que hiciste con la alegría inevitable para vivir.

Caballo de troya 1 parte 1 by Jose Corena - Issuu

Después, improvisando una almohada con el lino y ayudado de la mejor de sus sonrisas, indicó el ingrato suelo, recomendando que descansara. Y hoy, siendo las once horas del miércoles, 1 de noviembre de , esa puerta ha sido empujada de nuevo. Tal vez sea porque el cuadro ha envejecido, empero parece que tiene ojos heterocromos: uno azul y otro rojizo. Echo un vistazo a la pintura final. Busqué una grieta, una tímida corriente de aire, una esperanza. Y el cimbreo me condujo, al fin, aun una milimétrica grieta que corría hacia el centro de la gruta. Y la angustia conquistó terreno en mi tembloroso afectividad. Supongo que mi padre déficit haberlos retirado para que no interfieran en la nueva relación entre Mishka y Hannibal. Y arrollada en bandolera, señalé la negra boca que se abría en el extremo del garito.

1061 : 1062 : 1063 : 1064 : 1065 : 1066 : 1067 : 1068 : 1069 : 1070 : 1071